Publicidad de contrabando

Cierta vez, haciendo uso de mi tarjeta de crédito, compré varias películas DVD de un sitio que ofrecía las mismas por Internet. Hice el pedido, aguardé unas semanas y, por fin, los productos llegaron a la oficina de correos. Cuando fui a recogerlos, me dijeron que los mismos se encontraban en “aduana” y que, para retirarlos, debía pagar un monto correspondiente a “aranceles de importación”. En la oficina correspondiente abrieron el paquete y encontraron la “factura de venta”, que indicaba la cifra de 224 dólares (precio que yo había pagado “on-line” al vendedor al efectuar la compra). El encargado tomó la calculadora e hizo una simple operación, consistente en calcular cuánto sería el 30% del valor expresado como total de la transacción. El resultado: 67,2 dólares americanos. Esa fue la cantidad que pagué como “importe aduanero” para retirar la mercadería.

Tal es el procedimiento LEGAL para internar a Bolivia cualquier producto adquirido fuera de las fronteras. Es decir; si, por ejemplo, yo comprara en el exterior una máquina procesadora de granos de maíz, cuyo precio (incluyendo costos de envío) fuera de 75.000 dólares, suponiendo que la tasa arancelaria para ese tipo de equipo fuera también del 30%, para retirarla de los almacenes aduaneros tendría que pagar 22.500 dólares. A esto debo sumar los costos emergentes de la contratación de un agente aduanero, el pago de formularios y otros trámites, etcétera.

Si quisiera evitar pagar la importación legal de esa maquinaria, tendría que incurrir en el delito de CONTRABANDO, penado con privación de libertad por la legislación boliviana. Eso, sin mencionar todas las dificultades que supondría internar un aparato tan inmenso y tan pesado sin que los “vistas de aduana” y demás custodios de nuestros puestos fronterizos se dieran cuenta. Por supuesto, si ocurriera lo contrario (que se dieran cuenta), tendría que ingeniármelas para, de alguna manera, SOBORNAR a las INCORRUPTIBLES autoridades nacionales… ;)

Entonces, sabiendo que, como cualquier otro país del Mundo, Bolivia cuenta con disposiciones legales referidas a la importación de productos extranjeros y que el incumplimiento de tales normas es sancionado por el Procedimiento Penal, me pregunto: “¿POR QUÉ CARAJOS LA PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL (PRINCIPALMENTE PUBLICITARIA) ATRAVIEZA NUESTRAS FRONTERAS ILEGALMENTE, SIN PAGAR IMPUESTO ALGUNO?”…

Puedo imaginarme que alguien burle los puestos aduaneros llevando, como parte de su equipaje, un “I-Pod” o, incluso, una “Laptop” (por citar algunos ejemplos). Después de todo, no existe una “brigada de inspectores aduaneros” cuya misión sea detener en la calle a cuanto transeúnte encuentren escuchando la música de su “I-Pod”, para solicitarle la “póliza de importación” que acredite que tal artefacto fue introducido a territorio boliviano de manera legal. Sin embargo, lo que no puedo creer es que, ante las narices de nuestras autoridades, ciertos DELINCUENTES logran importar ILEGALMENTE piezas audiovisuales que, además, luego son difundidas descaradamente en los medios de comunicación nacionales… ¡¡¡Y NADIE DICE NADA!!!

Producir un “spot” en Argentina, Chile o Perú cuesta, más o menos, entre veinticinco mil y cien mil dólares. Las transnacionales como Coca-Cola, Pepsi, Pantene, Axe, etc, pagan esas astronómicas sumas en cada país donde pretenden anunciar sus productos. Es decir que, en cada región, se realiza una versión diferente del comercial televisivo… ¿Por qué?... Por dos razones: 1) Los impuestos aduaneros y, 2) Las leyes de protección a la producción publicitaria nacional. Así, los anunciantes prefieren VOLVER A PRODUCIR las piezas audiovisuales (con directores, técnicos, modelos, actores, locutores, camarógrafos y demás personal local), antes que pagar cifras que SIEMPRE resultan más elevadas que el costo de realización. Lograr, por ejemplo, que en Argentina se difunda un spot producido en Perú es prácticamente IM-PO-SI-BLE, pues se necesitaría contar con el consentimiento de los sindicatos de trabajadores publicitarios, quienes, por supuesto, de todas maneras, exigirían una indemnización por daños y perjuicios aún mayor a la tarifa que cobrarían por producir la pieza en su país.

Por eso, si alguien te dice que trabaja en una empresa boliviana productora de publicidad, apiádate y ofrécele un plato de comida. Nuestras autoridades aún no se dieron cuenta que las artes audiovisuales son, para cualquier otro país, una INDUSTRIA MILLONARIA que genera DECENAS DE MILES DE EMPLEOS. En cambio, en Bolivia, cada vez son más los egresados de las carreras relacionadas a la comunicación que, al culminar sus estudios, no logran conseguir un empleo estable durante años.

¿Cuánto cuesta producir un spot en Bolivia?... ¡¡¡Entre DOSCIENTOS y MIL DÓLARES!!!... En promedio, una productora publicitaria realiza UN SPOT AL MES (eso si le va muy bien). Por tanto, la ridícula suma de MIL DÓLARES debe alcanzar para cubrir los gastos de producción, las obligaciones tributarias, el alquiler de las oficinas, compra y mantenimiento de equipos, transporte, servicios básicos, etc, etc. Entonces, si en la elaboración de un spot trabajan unas quince personas, ¿cuánto recibe cada una de ellas por los servicios prestados?... ¡¡¡ENTRE 10 Y 80 DÓLARES!!!...

Lo peor de todo es que la culpa no es de los productores extranjeros ni de los anunciantes (ellos sólo aprovechan que en Bolivia todos hacen lo que les da la gana). Los culpables son nuestras propias autoridades, que no hacen NADA por regular esta atrocidad… Pero, quienes nos llevamos la mayor parte de la culpa, somos nada más y nada menos que LOS PRODUCTORES AUDIOVISUALES, porque, en lugar de estar peleando de manera desleal por conseguir unas cuantas migajas de la tortita chiquita que es el mercado publicitario, deberíamos EXIGIR que, aquellos mismos individuos que durante las campañas electorales visitan nuestras oficinas implorando colaboración, hagan algo de una vez por todas. Después de todo, NOSOTROS TENEMOS “LA SARTÉN POR EL MANGO”… ¡PERO IGUAL NO HACEMOS NADA!